Efímera es el escudo bajo el que se
oculta una identidad sin nombre ni apellidos. Todo lo que podemos decir sobre
su naturaleza es que Efímera es un organismo autónomo explorador de abismos.
Existen pocos datos biográficos sobre su vida. Se sabe que se transformó
radicalmente tras conocer la personalidad de Julio Cortázar, en la entrevista
que en 1977 el escritor argentino mantuvo con el periodista español Joaquín
Soler Serrano. Después de aquella epifanía, las lecturas de Rayuela, y especialmente, de El perseguidor y otros cuentos de cine
derivaron para siempre a Efímera hacía el terreno de la inscritura, autodisciplina que contiene el artefacto secreto de su
universo literario. Desde entonces, para quien ha seguido su trayectoria
errante, Efímera ha existido en el incierto lugar de la imaginación. Algunas de
sus inscrituras han adoptado azarosamente la forma de guión cinematográfico y
otras han sido encontradas bajo el aspecto de fragmentos filmados. Las más
recientes, las halladas en el invierno de 2012 por el grupo de Investigación
Fabular Cronopios bajo las ruinas de
la ciudad de Mon, son el testimonio del paso de Efímera por aquella
civilización que no quiso someterse al paso del tiempo y emprendió una nueva
odisea por la escena celeste.
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