lunes, 10 de diciembre de 2012

¿Está la crítica en fase crítica?

La palabra 'crisis' se ha convertido en los últimos años en una de las más utilizadas, no solo con un sentido económico. A la conciencia finisecular y también de final del milenio se sumaron pronto los primeros coletazos de una situación de recesión global económica, política y social.

En semejante panorama no resulta nada extraño plantearnos una supuesta crisis de aquello que debería hacer entrar en crisis al resto: la crítica. Claro está que cuando aquí hablamos de 'hacer entrar en crisis' no estamos haciendo uso de ese término al modo peyorativo y en el fondo conservador en que suele hacerse. La crítica debería provocar crisis porque su labor es justamente cuestionar, tensionar límites; y, en ese sentido, desestabilizar dogmas.

Así pues, ¿está en crisis la crítica? Si la crisis se entiende como sinónimo de cataclismo, quizá sea bueno añadir que la multiplicación de esferas de opinión no significa falta de calidad o fiabilidad del sentido crítico; en líneas generales, pensamos que no es así. Cuanto más, mejor.

Pero en un sentido más positivo, sería bueno afirmar que sí, que ojalá la crítica teatral (y del tipo que sea), especialmente si eso es estímulo de cuestionamiento y mejora, esté en crisis permanente. De acuerdo a los tiempos que corren. Necesitamos aplicar un sentido crítico al mundo -también al mundo del teatro- con el fin de desestabilizarlo. Solo así podremos después reconstruirlo.


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